20 años desmentidos: Torres Gemelas cayeron a manos de gobierno estadounidense

Video 1: Confesión del exagente de la CIA

Después de 20 años, sale a luz nueva evidencia sobre la historia que aún le duele recordar a Estados Unidos, los atentados terroristas ocurridos el 11 de septiembre del 2001. 

En el mes de abril, un agente anónimo que trabajó en la CIA, hasta su reciente despido, declaró que el gobierno de los Estados Unidos no solo sabía de los ataques, sino que plantaron explosivos para que los edificios se destruyan completamente. Esto les daría la excusa perfecta para invadir Afganistán e Irak, y así controlar el petróleo y el gas en medio oriente. 

Previamente, se creía que la serie de atentados terroristas suicidas fueron cometidos por miembros de la red yihadista Al Qaeda mediante el secuestro de aviones. Estos causaron la muerte de 3.000 personas y 6.000 heridos, así como la destrucción del entorno del World Trade Center en New York y graves daños en el Pentágono. Sin embargo, el exagente entregó documentos oficiales que demuestran que las autoridades dentro del gobierno estadounidense jugaron un papel en dicha tragedia.

Video 2: Declaración de testigo que vio actividad sospechosa antes de la explosión del 11-S

Aparentemente, las torres gemelas no se derrumbaron a causa del choque de los aviones, ni por los subsiguientes incendios, sino que se detonaron unas cargas que produjeron el colapso de los edificios para arreglar una demolición controlada. Igualmente, usaron la Torre 7 como búnker de comando, la cual fue posteriormente destruida para eliminar toda evidencia y escena del crimen. En efecto, el ex agente explica que trata de encubrir que las torres gemelas fueron diseñadas para resistir el choque de un boeing. Esto es respaldado por un grupo de ingenieros y especialistas que rechazan el desplome de las torres por el impacto de los aviones Boeing 760 de United Airlines y 757 de American Airlines. Ellos argumentan que la forma de la caída limpia hacia el interior de las estructuras es típica de los derrumbamientos por cargas de explosivos y detonaciones de los mismos.

A la vez, expertos niegan que el fuego haya sido un factor, pues en ambas torres no se veían grandes llamaradas que pudieran dañar las estructuras de metal. De hecho, un quimico de la universidad de Copenhague, Niels Harrit, descubrió en los escombros de las torres gemelas la presencia de nano termitas, las cuales son un material que acelera el derretimiento del acero forjado. A partir de esa investigación, un instituto de materiales de Europa señala que este acontecimiento fue realmente una demolición armada. Incluso, diversos testigos afirman que, antes del derrumbe de estas, se escuchó la detonación de al menos 10 bombas en el interior de las torres gemelas.

Con todas estas pruebas, las miles de vidas que se perdieron en el 11 S fueron un resultado de motivaciones tanto políticas como económicas. Como se indica en la declaración del exagente, los funcionarios del gobierno decidieron no tomar ninguna acción frente al conocimiento avanzado de los ataques. Por un lado, el gobierno de los Estados Unidos necesitaba un evento para justificar una invasión a Afganistán e Irak, la cual era necesaria para satisfacer sus intereses geoestratégicos. Es decir, los atentados terroristas serían la excusa utilizada por los Estados Unidos para empezar una campaña militar contra Afganistán y así, adquirir control geopolítico sobre sus gasoductos. En efecto, existían planes previos en los cuales se detalla la intención de construir un gasoducto de gas natural a través de Afganistán.

No hay que olvidar que EE.UU. es la economía y potencia principal del mundo, lo cual implica una política basada en la explotación de recursos naturales. Particularmente, el gas se trataba de un recurso esencial para sus objetivos energéticos del momento. Así pues, el prospecto de un beneficio económico supera cualquier otro factor externo para el país considerado como el “modelo capitalista ideal” del mundo.